¡CON O SIN ESPÍRITU!
Picasso nunca abandonó un ojo orientado hacia los futuristas italianos, tal y como demuestra esta pintura del gran Fortunato Depero de 1926. Miren por donde, Picasso sustituyó la risa bergsoniana encaminada a la destrucción de lo permanente, por la destrucción de la nostalgia decadente.
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