viernes, 2 de marzo de 2012

NO NOS INTERESA NUESTRA CONCIENCIA


SE ACABÓ EL RASCARSE EL OMBLIGO
El pensamiento profesional -Deleuze, Lyotard, Foucault, Derrida- ha dedicado las últimas décadas a cuestionar la idea de sujeto (invento occidental según su trance europeo). En realidad se trata de la última estratagema para evitar la responsabilidad de la dialéctica. Estamos hartos de indagar en nuestro ombligo. Lo único que nos impide reconocernos es nuestra imposibilidad de producir, y, de ello, la única responsable es la economía abstracta (de funcionamiento inverso) del Capital.
Somos autómatas, estamos vacíos, y qué narices nos importa. Sólo nos interesa lo que hacemos. Somos una máquina de fabricar mondongos. Antes de ayer ácudí a un monólogo de Albert Pla -con el propósito de oir a Pascal Comelade- y observé a un cúmulo de gente con aspecto izquierdoso luchando para demostrar su entendimiento en un constante alarde de su presencia.
¿Creéis en la igualdad de todo el mundo para demostrar vuestra diferencia? ¿sois más inteligentes que el poder? hijos de la burguesía hidalga, propongo sustituir la primera persona del singular por el "on" francés o el "y + dativo" del posesivo ruso. Somos una célula de una producción constante, aunque aquellos que se han hecho a sí mismos se empeñen en paralizarla. En este mundo sobran los poetas malditos y el común brilla por su ausencia. Máquinas... más máquinas sociales y menos "diferentes al resto de la gente"
La redacción

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