viernes, 20 de enero de 2012

SUSANA Y LOS VIEJOS




























¿Hasta cuándo aguantaremos los embustes de la doble moral burguesa, la compasión de los hijos pijos de los mismos especuladores y explotadores de los medios de producción?






abrir los ojos: hasta la misma paleontología tiene su historia por la cual las hormigas son avispas que perdieron sus alas. Es imposible recobrar la inociencia, sólo se puede destruir la perversión, conformada por aquellos que ahora nos venden el primitivismo como el nuevo reino de los cielos, los mismos que nos robaron la posibilidad de vivir sin trabajar, aquellos que disfrazaron la ciencia con la toga del papá de Edipo, mientras ella y sus máquinas son una joven madre social acosada por sus asquerosas y peludas manos de usureros.






El coche y la furgoneta, frente a las numerosas posibilidades de movilidad colectiva, es la materialización última de las pequeñas aspiraciones burguesas. Su proliferación es la sucia destrucción del mundo, aunque la pinte con flores.






Detrás del anarcoprimitivismo de la nueva élite burguesa, se esconde la apología al esfuerzo y al trabajo, así como el culto al individuo inadaptado: la nueva izquierda, desprendida del sistema, sólo sirve para corregirlo.

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