sábado, 20 de octubre de 2012

¡EL ARTISTA ES UN FASCISTA!


Ésta no es una rebelión de gentes exasperadas, como los negros norteamericanos. No responde a estados de necesidad, sino a actitudes libremente asumidas. Solamente los "hijos de papá" pueden hacerlo con autonomía relativa, sin apoyarse en el hambre, la injusticia o el odio. Sólo ellos, los improductivos alimentados, están en condiciones de ser la fuerza de choque y la conciencia de un abismo. Muchos han creído descubrir la trampa: se les educa para heredar situaciones, no para crearlas. Son otros los que deciden, y esos otros son los mayores, los funcionarios, los técnicos, los políticos, los amos de los instrumentos persuasores, los dueños del control. Esos jóvenes se saben fuertes, numerosos, afines. Sin embargo, están al margen de las decisiones. ¿Cómo intervenir en la configuración del mundo, cómo dejar de ser meros receptores y consumidores? ¿Es preciso aguardar hasta tener derecho al voto, hasta conseguir una "situación" y estar definitivamente encuadrados? mientras tanto, los otros legislan, juegan al ajedrez con la fuerza y la riqueza, organizan el sistema de acondicionamientos, renuncian a la libertad, son burócratas, son "squares"... Así se prefiló el origen demográfico del problema, la transformación de la cantidad humana en calidad humana
Vicente Aguilera Cerni, Arte y popularidad, Esti-Arte Ediciones, Madrid, 1973, p. 146.

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